Erase una vez un niño de 10 años que se llamaba Joselito. Joselito era un niño feliz, que acababa de matricularse en un colegio nuevo. Quería hacer amigos y al salir al recreo (hora de descanso y disfrute escolar) iba detrás de todos diciéndoles quien era y deseando conocer a sus nuevos compañeros. Pero todos se reían de él y la mayoría lo rechazaban por su tartamudez. Él, lejos de entristecerse, no perdía su alegría y con perseverancia, curiosidad y algo de ingenio creía firmemente en su meta: hacer amigos con los que jugar.
En
su misma clase había una niña llamada Brenda. Brenda era sordomuda, siempre con una sonrisa en la cara, también muy alegre y muy, muy
guapa. Todos querían acercarse y hablar con ella, pero no sabían cómo hacerlo,
no podían comunicarse con ella.
Entonces
se le ocurrió preguntar a su profe, quien le explicó que había un lenguaje de
signos que podía ayudarle a comunicarse con ella. De esta manera Joselito, empeñado en su
deseo, encontró en Brenda una magnífica oportunidad para hacer amigos y al
mismo tiempo para acercarse a ella.
Con el tiempo empezó a hacerse amigo de Brenda y a jugar juntos. Cuando los demás niños les veían juntos empezaron a preguntarle que qué eran esos movimientos que hacían con las manos, Joselito entonces se los explicó y aun con su tartamudez los demás niños escuchaban atentamente sus explicaciones. Cada día les enseñaba unos signos nuevos para que fueran entendiendo ese lenguaje y de esa manera empezó a hacer muchos amigos. A la hora del recreo todos iban a buscarlo para preguntarle más palabras, sus signos y sus significados.
Con el tiempo empezó a hacerse amigo de Brenda y a jugar juntos. Cuando los demás niños les veían juntos empezaron a preguntarle que qué eran esos movimientos que hacían con las manos, Joselito entonces se los explicó y aun con su tartamudez los demás niños escuchaban atentamente sus explicaciones. Cada día les enseñaba unos signos nuevos para que fueran entendiendo ese lenguaje y de esa manera empezó a hacer muchos amigos. A la hora del recreo todos iban a buscarlo para preguntarle más palabras, sus signos y sus significados.
Era
obvio que todos querían hablar con Brenda y necesitaban de Joselito para que
les enseñara su nuevo modelo de signos para interpretar un nuevo lenguaje.
Aquí
les he dejado a modo de metáfora lo que para mí representa la Programación
Neurolingüística (PNL), un nuevo modelo que nos permite explorar nuevos
lenguajes y nuevas oportunidades. Como dice aquella famosa frase: “En este
mundo hay otros mundos”. Les invito a que los descubran.
A
nivel empresarial Joselito bien
puede ser UNO DE NOSOTROS, los amigos
del cole los CLIENTES o los COMPAÑEROS
DE TRABAJO y Brenda el ÉXITO o el
BIENESTAR LABORAL que todos queremos alcanzar. La PNL sería ese nuevo lenguaje que nos acerca hacia el éxito o el bienestar.
Juan, una metáfora muy ocurrente. Una historia muy inspiradora q refleja una gran realidad.
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