Esta
frase se la escuché decir a Javier Gosende en una conferencia hace poco: “un
blog es como un ser vivo”. Y lleva gran parte de razón, un blog nace, crece, se
reproduce y … en el mejor de los casos alcanza la plenitud.
Nace
de la ilusión y el calor de una noche, o de un momento de pasión. Los primeros
meses y con nuestro “alimento” va creciendo a nuestra manera y con una gran carga
genética de su autor-a.
Con
el tiempo y a medida que va haciendo amigos, aún bajo nuestra supervisión, aumenta
sus relaciones e interacciones, nos exige mayor atención y reclama independencia
(quizá en este momento necesite mucho más de nuestro tiempo y dedicación). La
búsqueda de su independencia le obliga tomar decisiones vitales para su
progreso, a replantear nuevas perspectivas y valorar nuevos caminos.
Posteriormente,
en su edad madura, busca profesionales que le aporten cantidad y calidad (es la hora de los redactores). Su
independencia ha llegado tanto económica como laboral, puede ser la hora de hacer
negocios. Luego vendrán los triunfos y su merecido éxito.
Sin
duda creo que un blog es como un ser vivo: nace, crece, se reproduce y alcanza
su máxima expresión cuando le llega su independencia económica, el
reconocimiento de los mejores y su contador de visitas es como un hotel de
calidad, donde todos los días entran clientes, que marchan con gran satisfacción
y recomiendan su estancia a otros “turistas” (usuarios).
Y usted, lector, se preguntará: ¿qué tendrá que ver que un blog sea como un ser vivo con la Psicologia del Trabajo? Yo le diría: ¿no cree que desarrollar aquello que nos apasiona en un mundo tan hiperconectado e innovador puede aportarnos tanta riqueza que el no hacerlo puede suponer perder un tren que va directo hacia nuestro desarrollo personal?
Considero que un blog, bien gestionado, puede ser una “aptíssima” herramienta de desarrollo personal y profesional al tiempo que trabajar en él nos motiva, nos hace mejorar y aprender nuevas perspectivas, nos hace conocernos mejor, nos hace aumentar nuestro rendimiento en el trabajo, nos descubre y alimenta nuestra verdadera pasión y lo más importante: nos hace compartirla. Sentir la satisfacción de aportar nuestro granito de arena al mundo, agradecer los comentarios recibidos de personas tan diferentes y llegar tan lejos y tan cerca como nunca imaginamos. De esta forma entiendo un blog como aprendizaje continuo, desarrollador de habilidades, generador de emociones y estimulador de actitudes que inciden positívamente en nuestros comportamientos. Y además ¿por qué no en un generador de ingresos económicos?
Desde
aptíssima recomendamos que se ponga manos a la obra y se interese por cómo hacer un blog, como le he
descrito podría ser una puerta abierta a un mundo de desarrollo exponencial. Por
mi experiencia le recomiendo la tecnología de “Blogguer”, una manera gratuita, fácil y práctica para empezar a crear su blog.
Por último, quisiera despedirme con agradecimiento a quien me inspiró esta entrada con su frase de "un blog es como un ser vivo", JavierGosende, consultor y formador en temas de Marketing en Internet, quien con gran oficio nos ofrece consejos eficientes para nuestros blogs y en general para el Marketing on line (les dejo aquí su dirección):
http://www.javiergosende.com/blog
Y no olviden que si su blog está pidiéndole independencia le ha llegado la hora de contratar los servicios de un redactor. En este caso les sugiero contacten con Teresa de Vincenzo en su plataforma:
Gracias por la mención Juan. Excelente tu artículo
ResponderEliminarMuy inspirador y ajustado a la realidad. Un blog necesita comida que vendría siendo el contenido. Mientras más contenido de calidad, mejor alimento está el blog y mejor puede hacer su trabajo.
Gracias Javier, ¡¡ Así da gusto compartir !! Celebro que te haya gustado, parte del mérito es tuyo. Ayudaste a alimentarlo.
Eliminar