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“En un mundo donde el pesimismo se vuelve común, todavía hay personas que creen en sus metas”

viernes, 18 de noviembre de 2022

No hay salud global, sin salud mental

La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social», y la salud mental como «un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad». Por consiguiente, no hay un completo bienestar sin una buena salud mental.

Según la OMS los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en el 2030. Un estudio publicado por la OMS en el año 2016 revela que el 9% de la población mundial tiene algún tipo de problema de salud mental y el 25% de la población general (1 de cada 4 personas) lo tendrá en algún momento a lo largo de su vida. En España, por ejemplo, un 6,7 % de los españoles padecía ansiedad y la misma cifra representaba a las personas con depresión como también concluía un informe realizado en el año 2017 por la ENSE (Encuesta Nacional de Salud Mental de España).

Actualmente, y a consecuencia de la pandemia, estas cifras van en aumento. Según la OMS durante el primer año de la pandemia la prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó un 25%. Una de las principales causas de este incremento fue el estrés debido al aislamiento social provocado por la pandemia.

Y es que están siendo muchos los síntomas mostrados durante la pandemia que manifiestan el deterioro de nuestra salud mental: ansiedad, miedos, apatías, agotamiento, frustración, enfado, ira, hipocondría, aislamiento, preocupación, depresión, estrés, etc. La población está sufriendo y como reflejan los resultados de una encuesta publicada en el año 2021 por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sobre la salud mental de los españoles durante la pandemia de la covid-19, 1 de cada 3 españoles ha admitido que ha llorado por la pandemia, de los cuales un 26% admite haberlo hecho con “mucha frecuencia” o “bastante frecuencia”. Un dato alarmante es el hecho de que cada 40 segundos alguien muere por suicidio.

Incluso el denominado “estrés bélico” causado por la sobrecarga emocional de estar constantemente informados sobre una guerra, como la actual guerra de Ucrania, puede afectar en nuestro bienestar causándonos angustia, ansiedad, depresión e insomnio.

La salud mental es un continuo que puede ir desde un óptimo bienestar hasta un trastorno mental grave. Las personas nos podemos mover entre diferentes puntos de ese proceso en función de diversos factores bio-psico-sociales como las variables biológicas, las propias competencias emocionales de la persona, los momentos vitales estresantes que hemos de afrontar, el contexto social, familiar, laboral, etc.

Una buena salud mental no significa exclusivamente ausencia de enfermedad

Es importante destacar que las personas podemos sentir cierto desequilibrio emocional o malestar psicológico debido a un sentimiento de tensión o a un rasgo propio de nuestra personalidad mal gestionado y no por ello tiene que ser debido a algún trastorno o enfermedad mental.

Ejemplo 1: “el estrés laboral”

Por ejemplo, en el mundo laboral una persona con estrés laboral no es una persona enferma, pero es evidente que siente malestar. No obstante, si este sentimiento de tensión física y emocional se da en exceso podría provocar una sobrecarga de tensión que repercutiría en su organismo y provocaría la aparición de enfermedades y anomalías patológicas.

La respuesta al estrés es nuestra particular forma de afrontar y adaptarnos a las diversas situaciones y demandas que nos vamos encontrando, es una respuesta que aparece cuando percibimos que nuestros recursos no son suficientes para afrontar los problemas. De tal forma que hay un estrés “bueno” que nos ayuda a mejorar, como el de un atleta que va a competir por una final o el de un trabajador que está llegando a objetivos, pero luego hay otro estrés “malo” como el de tener que pagar facturas y no contar con dinero suficiente, el de ser ascendido en el trabajo a un puesto en el que no encajamos o el de soportar una constante carga de trabajo. De tal manera que si este sentimiento se cronifica en el tiempo podría derivar en una enfermedad, lo que se denomina “burnout” o “síndrome del estar quemado”, que es un fenómeno relacionado con el “desgaste laboral” y que desde 2019 la OMS lo reconoce como enfermedad. Además, el “burnout” podría ser detonante de otros problemas de salud física y mental más graves como la depresión.

Ejemplo 2rasgo de personalidad “PAS”

Este es otro claro ejemplo de que un desequilibrio emocional o malestar psicológico, aun no siendo enfermedad, puede desencadenar en enfermedad mental. Imagínese que una persona común, como podría ser su compañero/a de trabajo, su amigo/a o incluso usted mismo/a, si tuviera un rasgo de personalidad “PAS” (Persona Altamente Sensible) y no lo tratara de forma adecuada, podría acabar desencadenando una enfermedad como depresión o ansiedad o en casos muy extremos en un trastorno límite de la personalidad.

Una persona PAS” (Persona Altamente Sensible) se caracteriza por tener un sistema nervioso más fino y desarrollado que la mayoría de la gente. Consecuentemente, la persona recibe en proporción mucha más información sensorial simultánea que alguien con una sensibilidad media, lo que puede derivar en una saturación sensorial, bloqueo y estrés si no se llega a conocerse a sí mismo aceptando y regulando esa sensibilidad. La alta sensibilidad es un rasgo hereditario y que afecta a 2 de cada 10 personas. Como dice la Asociación de Personas Altamente Sensibles de España, ser una persona PAS no es algo que tienes, sino algo que eres.

Con estos dos ejemplos no es mi propósito inculcarle miedo o temor, sino transmitirle el mensaje de que debemos ser conscientes de la delgada línea que a veces separa el padecer un pequeño malestar psicológico o emocional a padecer un trastorno o enfermedad mental.

El trabajo es fuente de bienestar y malestar: Salud mental en las organizaciones

Los problemas de salud mental son la 2ª causa de baja laboral «temporal y permanente» en Europa, solo por detrás de las enfermedades musculares y de articulaciones. Afectan al 22% de los trabajadores.

Y es que cuando hablamos de bienestar, automáticamente, la mayoría de las personas se enfocan en la salud física y se olvidan de la salud mental o el bienestar emocional. Hablar sobre las emociones es una actividad difícil para muchas personas, especialmente, si se tiene que hacer en el entorno laboral. De ahí la importancia de CONCIENCIARSE y ACTUARsaber que uno no se está encontrando bien y pedir ayuda.

Según un nuevo estudio de Oracle y Workplace Intelligence realizado a partir de las respuestas de más de 12.000 empleados (gerentes, líderes de RRHH y directivos) en 11 países, reveló que la pandemia ha elevado los niveles de estrés, ansiedad y agotamiento de los empleados en su puesto de trabajo a escala global, y que éstos prefieren la ayuda de los robots a la de sus semejantes. Según este estudio la pandemia de la Covid-19 ha afectado negativamente la salud mental del 78% de los trabajadores en todo el mundo, un 85% asegura que sus problemas de salud mental en el trabajo afectan negativamente a su vida familiar, y un 76% cree que las empresas deberían hacer más para apoyar la salud mental de sus empleados. Sería un error pensar que la productividad en las empresas volverá a los niveles de antes de la pandemia porque la inquietud y la preocupación de los trabajadores no desaparece solo con el tiempo. Las personas son el mayor activo de una empresa, no cuidarlas es una gran equivocación.

Cuando no estamos bien con nosotros mismos nos sentimos agotados, desmotivados, desconcentrados y, como nuestra mente suele divagar y está centrada en esos problemas, nos es difícil controlar nuestros pensamientos y emociones. También nuestra agilidad mental se reduce, aparecen problemas de atención y pérdidas de memoria. Aspectos como la proactividad, la tolerancia a la frustración o la creatividad, fundamentales en un trabajador, pasan a un segundo plano y acaban convirtiéndose en un auténtico desafío para el trabajador, lo cual repercute directamente en su productividad. Además, cuando te encuentras mal se pueden acrecentar nuestros problemas de comunicación ya que nos sentimos más irascibles, tendemos a malinterpretar casi todo, a prejuzgar más y ser más críticos y menos tolerantes con las situaciones. También empezamos a no dormir bien, a no cuidar nuestra alimentación y por tanto a tener problemas digestivos, a no hacer ejercicio físico y, en definitiva, a descuidar nuestros hábitos de vida saludable, lo que nos puede llevar a tener problemas cardiovasculares, problemas de adicciones, etc. 

Por último, esos impulsos y pensamientos negativos nos llevan a tomar decisiones inadecuadas lo que se traduce en empezar a retrasarnos en el tiempo, a aplazar o anular reuniones, a echar balones fuera y no asumir nuestra responsabilidad, a no querer implicarnos más allá de la cuenta en los proyectos, a no abordar correctamente nuestros compromisos con la empresa o a incumplir las políticas organizacionales.

Intervenciones para cuidar la salud mental de los trabajadores

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), basado en el informe Health at a Glance: Europe 2018, las enfermedades mentales le cuestan anualmente a España alrededor de un 4,2% de su Producto Interior Bruto, en torno a 40.000 millones de euros que se van no solo en atención sanitaria y en programas de salud públicos, también en bajas, incapacidades y en una menor productividad. Cifras que podrían reducirse con una mejor gestión y mayor sensibilización de la población. En este sentido la noticia del nuevo Plan de Acción 2021-2024 Salud Mental y COVID-19 que nuestro presidente de gobierno presentó el 9 de octubre de 2021 será una buena hoja de ruta para avanzar con firmeza hacia el bienestar de los españoles en su más amplio sentido.

Prevenir desde las organizaciones es clave para reforzar el compromiso y la motivación de los empleados, contribuyendo a evitar el desarrollo de trastornos de tipo conductual (hiperactividad, pérdida de control, cambios de humor, impulsividad o agresividad, falta de atención y de concentración, autolesiones), emocional (baja autoestima, baja motivación, frustración,, autoculpabilidad, depresión, apatía, ansiedad, inseguridad, impotencia, pesimismo generalizado) o físico (problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, mareos, sensación de ahogo, fatiga excesiva, tensión muscular, enfermedades cardiovasculares o alteraciones del sueño), que afecten a la calidad de vida y productividad. La salud no es solo si tienes muchos o pocos resfriados, sino que también incluye tu buen humor, tu alegría, lo bien que te encuentres contigo mismo y con la trayectoria profesional que estás llevando. Es sabido que las empresas que cuidan la salud mental y el bienestar de las personas son mucho más productivas.

Mención también importante al tema del “Acoso laboral” donde problemáticas como el “mobbing” nos llevan incluso a sanciones por ley. El cumplimiento del artículo 48 de la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres impone a las empresas, independientemente del número de personas trabajadoras, a implantar un procedimiento para prevenir y actuar contra el acoso laboral, sexual y por razón de sexo. La elaboración de un Protocolo de Acoso en la empresa y la formación en sensibilización a los trabajadores es hoy más que una medida preventiva, una obligatoriedad.

Por todo ello la estrategia de actuación para cuidar la salud mental en las organizaciones pasaría por 3 apartados: PREVENCIÓN Y PROMOCIÓNDETECCIÓN E INTERVENCIÓN.

PREVENCIÓN Y PROMOCIÓN de la salud mental a través de:

- una adecuada gestión de la carga de trabajo.

- una buena comunicación y mejora en las relaciones interpersonales.

- un entorno físico de trabajo adecuado, cómodo y agradable.

- la promoción de la conciliación con horarios flexibles.

- favoreciendo estilos de supervisión y de liderazgo participativo-democráticos.

- incrementando la autonomía del trabajador y la calidad de la supervisión.

- potenciando el desarrollo de la carrera profesional.

- la concienciación de los empleados sobre la importancia de su salud mental.

- con formación al trabajador para afrontar situaciones que le puedan conducir al malestar psicológico.

-con herramientas digitales que guíen y aconsejen al trabajador en situaciones comprometidas.

- promoviendo charlas y sesiones grupales o individuales con profesionales especializados.

DETECCIÓN a través de:

 - realizando evaluaciones de desempeño.

 - evaluando los riesgos psicosociales de los trabajadores.

 - realizando test indicadores de posibles trastornos mentales.

INTERVENCIÓN a través de:

  - las reubicaciones, reincorporaciones o reevaluación del puesto de trabajo.

  - sesiones individuales de psicología, presenciales u online, para resolución de problemas.

La salud mental empieza por detenerse un instante y “mirarse a uno mismo”

“TOMAR CONCIENCIA Y ACTUAR” y a pesar de que hoy en día en la mayoría de las empresas la “claridad mental” está asociada a los resultados de trabajo y parece que es un signo de debilidad el que un trabajador haya declarado que ha pedido ayuda, es clave afrontarlo con firmeza y no tener temor a mostrar dicho malestar. Cada vez más personas famosas confiesan que mentalmente no están bien y han necesitado ayuda de un psicólogo, y que el ocultarlo no ha hecho más que agravar su situación.

Puede que tengamos la sociedad con mayor esperanza de vida de la historia, sin embargo, esto no significa que vivamos mucho mejor. Vivimos en un mundo frenético, donde constantemente tenemos que dar el máximo, donde siempre se nos pide más, donde vamos al límite, y este ritmo de vida hace que no nos paremos a pensar cómo nos sentimos, y cuando lo hacemos puede ser tarde, y esto nos sucede porque carecemos de un plan que nos ayude a aprender a sentirnos bien. Para afrontar un futuro mejor necesitamos herramientas y la ayuda de profesionales que nos enseñen cómo sentirnos bien, cómo gestionar mejor nuestras emociones, el estrés, para que, junto con una adecuada alimentación, descanso y demás hábitos saludables el sentirse bien sea un objetivo alcanzable. Cuando uno se encuentra bien, todo a su alrededor está mejor.

#YoVoyAlPsicolog@

Los psicólogos somos de gran ayuda para las organizaciones asesorando y ofreciendo orientación sobre el bienestar psicológico de su plantilla mientras se preservan buenas condiciones para una óptima productividad y se rebajan los niveles de absentismo y presentismo.

Ponga un psicólogo en su vida. Los psicólogos estamos aquí para resolver y acompañar, no sólo en los problemas de situaciones traumáticas, sino también en situaciones de la vida cotidiana. Si no se atienden los síntomas y problemas emocionales, es muy probable que se cronifiquen. Llame y consulte en la web del Colegio Oficial de Psicología de su comunidad que está colegiado/a para garantizar la calidad de su servicio.

A través de este código QR puede descargarse el “Cuestionario de salud y bienestar mental para Pymes” del Instituto Nacional de Seguridad en el Trabajo (INSST) para que puedan reflexionar sobre el estado actual de la salud y bienestar mental de su organización.